Todo fue espectacular salvo 2 cosas: La primera, ¿Porqué la carretera tan estrecha?... Es que uno viene cuidando de no toparse con otro de frente (por que además no van muy despacio que digamos) por que el choque sería de frente y uno de los dos caería....... Ya que hacen la carretera, un poquito más ancha no cuesta nada.
Y segundo descubrí que me causó claustrofobia estar tan abajo de las montañas, a pesar de estar en la naturaleza, en espacio abierto, sentí que me ahogaba, de verdad que no lo sabía, hasta el domingo......fue algo raro para mí esa sensación. Pero aun así lo volvería a visitar el lugar.
El calor que había en Madrid lo dejamos y gracias a la temperatura del agua del río se nos olvidó el calor, nos duro ese refrescante baño toda la noche. También es cierto que a comparación del año pasado esta vez el calor se viene portando bien.
Lo más emocionante que tuvo el paseo fue ver águilas volar y tan cerquita, su vuelo es majestuoso, bello, y sin igual. No sabía si mirar o hacer fotos, realmente te deja boquiabierto.
La vista, el paisaje es maravilloso, relajante, sólo se escuchaba el ruido de las chicharras.
Y después de eso "al agua patos" y allá fuimos. Ya el agua tan clarita, ver peces y ese color turquesa en el agua, te dice "ven, metete".
La temperatura estaría a unos 10 grados, así que te refrescas seguro. No nos queríamos salir del agua, se imaginarán.
Los paisajes de la carretera también son una belleza, pero más al caer el sol (casi 10 de la noche) dejaban unos dorados sobre los pastos increíbles.
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